Olvida los prejuicios. Los audífonos actuales son aparatos modernos de los que se puede presumir, dice Alex Ferzis, que lleva utilizando audífonos desde que era pequeño.
Alex se desenvuelve perfectamente en su vida cotidiana con sus dos audífonos digitales. Le gusta leer, escuchar música y disfrutar de las buenas cosas de la vida, como salir a comer, viajar y visitar nuevos lugares con su familia y amigos.
Cambios asombrosos
Alex Ferzis sufre una pérdida de audición congénita, con una pérdida de moderada a severa en el oído derecho y una pérdida moderada en el oído izquierdo. Llevar audífonos ha sido una parte más de su vida desde que era un niño, pero su experiencia con los audífonos ha variado a lo largo de los años.
Alex recuerda que a los cinco años le pusieron un solo audífono en el oído derecho, uno de los de detrás del oído (BTE). Fue a finales de la década de los 90 cuando adquirió por primera vez dos audífonos digitales más discretos, de los que se colocan completamente en el canal auditivo (CIC), y desde entonces siempre ha utilizado dos aparatos.
“Durante los últimos 15 años he vivido cambios asombrosos con los audífonos, de usar uno analógico a digitales, y de llevar uno a llevar dos audífonos, lo que ha mejorado enormemente mi capacidad para discriminar la dirección del sonido”, explica Alex.
“Cada vez eran más pequeños y menos visibles. A los veinte años, me aproveche de la ventaja de usar los diminutos audífonos que se colocan completamente en el canal, ya que no quería fomentar un trato diferente en mi entorno social ni laboral. Fue una mejora asombrosa.”
Un toque actual y moderno
Alex se describe a si mismo como una persona afable, con sentido del humor y sociable pero también piensa que su pérdida de audición ha influido en su personalidad, hasta cierto punto ha sido responsable de su timidez, incluso en su vida de adulto.
“A pesar de que era un excelente estudiante tuve etapas en las que no quería mostrar mi pérdida de audición y lo escondía, no quería que los demás tuvieran prejuicios contra mía”, explica.
Pero las cosas han cambiado.
“Me di cuenta de que una pérdida de audición no es una discapacidad grave y desde luego no es una razón para que alguien pueda juzgar tu carácter o tu capacidad, ya que todos tenemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles”, comenta Alex. “Hace un año comprendí que los audífonos más tradicionales que se colocan detrás del oído se ajustaban mejor a mi pérdida de audición (que ha variado muy poco a lo largo de los años), y me compré un juego de repuesto en color metalizado brillante. No me los pongo todos los días, pero de alguna manera tienen un aire actual y moderno en comparación con los audífonos con los que crecí”.
Sin embargo, al viajar por el mundo Alex ha podido apreciar las diferentes actitudes que existen hacia los audífonos.
“Según mi experiencia, los audífonos están bastante aceptados en Canadá y en el Reino Unido en comparación con Grecia, donde vivo actualmente”, explica Alex. “Pero siempre hay que tener presente que los prejuicios sociales tienen mucho que ver con la propia percepción del que lleva los audífonos y el grado de confianza en si mismo”.
Alex cree que es importante mostrar los audífonos. Sirve para dar una señal visual a los demás de la pérdida de audición que se tiene y muestran confianza en uno mismo.
“Intento asegurarme de que las personas sepan que tengo una pérdida de audición, al saberlo no adquieren una impresión equivocada ni de mí ni de mis facultades”, explica Alex.
Un aparato más
“Mi consejo para otras personas que no estén dispuestas a utilizar audífonos es que usen el sentido común, que espabilen y se los compren. En especial hoy en día que todo el mundo lleva algo en los oídos, como auriculares Bluetooh y iPods, los audífonos pueden considerarse como un aparato más, ya no se ven tanto como un aparato médico”.
“Además de mejorar tu audición, los audífonos dan una estupenda señal visual para que los demás sepan que se tienen problemas auditivos. Si los llevas puestos y son visibles no solo avisas a los demás de que no puedes oír claramente, además te hacen mostrar cierta confianza, como si estuvieras diciendo: Sí, tengo una pérdida de audición y no me avergüenzo”.
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